Mientras Patrice Rion seguía a cargo de la gestión y vinificación de la finca Daniel Rion, se independizó con su esposa Michèle. En 1990, la pareja fundó su propia explotación: construyeron una nueva bodega y lanzaron su empresa. Gracias a la reputación que se había forjado en la finca de su familia, Patrice Rion conquistó inmediatamente el panorama vinícola internacional con esta nueva aventura. De hecho, conocido por su incesante búsqueda de la innovación, aboga por una viticultura sólidamente basada en la investigación.
Su visión innovadora se transmitió a su hijo Maxime, que se incorporó al proyecto familiar en 2005. Tras estudiar enología y viticultura, cultivó el arte de la vinificación con los mejores nombres del sector. Por ello, no es de extrañar que aporte su espíritu joven y audaz a las ideas de su padre para ofrecer vinos cada vez más cualitativos.
Situada en Nuits-Saint-Georges y Chambolle-Musigny, la propiedad familiar produce vinos finos de Borgoña. La mayor parte del viñedo está plantado con Pinot Noir, aunque una pequeña parcela de 1,30 hectáreas en Terres Blanches se utiliza para elaborar un vino blanco de Chardonnay y Pinot Blanc. El trabajo en el viñedo es muy riguroso: cada parcela se cuida meticulosamente a mano para preservar el viñedo y ofrecer vinos muy auténticos y puros.
Para ofrecer los más bellos matices de Borgoña, el Domaine Michèle et Patrice Rion vinifica también uvas de otros viticultores. Esto les permite desarrollar una gama variada y rica con vinos que reflejan únicamente su denominación. El terruño revela su expresión más pura a través de la firma Rion, destacando una Borgoña fina, fresca y mineral.