Château Lynch-Bages 2015

La riqueza y elegancia de un gran vino tinto de Pauillac

La finca

Situada a las puertas de Pauillac, la Château Lynch Bages es una finca que ha marcado la historia del Médoc. Aunque el terruño de Bages es conocido desde el siglo XVI, ganó fama en el siglo XVIII. Dirigido por el hijo de un ciudadano irlandés llamado Thomas Lynch, el cru de Bages fue reconocido en la Exposición Universal de París. Entrando en el redil de la familia J-M Cazes en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, Château Lynch-Bages es una de las más bellas referencias entre los grandes vinos de Pauillac.

En constante búsqueda de excelencia e innovación, Château Lynch-Bages realizó una nueva división de parcelas en 2006, desglosando 90 parcelas catastrales originales en 180 a 200 subparcelas. La cosecha 2020 es la primera cosecha producida en las nuevas instalaciones de Château Lynch-Bages. Diseñado por el arquitecto Chien Chung (Didi) Pei, reconocido internacionalmente por su estilo arquitectónico minimalista, esta nueva sala de fermentación y su bodega de envejecimiento son herramientas de última generación destinadas a magnificar a través de vinificaciones de orfebrería el terruño de esta propiedad emblemática de Pauillac.

El viñedo

Château Lynch-Bages supervisa un viñedo de 90 hectáreas plantado en gravas de Garonne características del terruño de Pauillac.

Vinificación y envejecimiento

Las uvas se cosechan a mano y se someten a una selección selectiva en el viñedo. Las fermentaciones malolácticas se llevan a cabo en 1/3 en cubas y 2/3 en barricas. Envejecimiento durante 18 meses en barricas de roble (incluyendo 75% de madera nueva).

Mezcla

Cabernet sauvignon (70%)
Merlot (24%)
Cabernet franc (4%)
Petit verdot (2%).

Características y consejos de cata para Château Lynch-Bages 2015

Cata

Color
Brillante, el color se adorna con sutiles reflejos púrpura.

Nariz
Expresiva, la nariz combina fragancias frutales (cassis, frutas negras) con deliciosas notas empyreumaticas conferidas por el envejecimiento.

Paladar
Un ataque franco precede a una boca llena y suave. El paladar seduce con su estructura tánica sedosa y su final de hermosa persistencia.