El Syrah encarna el alma del Norte Valle del Ródano que originalmente tenía el mayor número de plantaciones en Côte-Rôtie, Crozes-Hermitage y Hermitage. La variedad se cultiva en el sur de Francia desde la época romana. Esta variedad de uva negra ha alimentado muchos debates sobre sus orígenes, considerándose Persia como la cuna de su nacimiento. Sin embargo, recientes investigaciones parecen demostrar que la Syrah procede de Saboya y Ardèche.
La Syrah es una variedad de bajo rendimiento con una fuerte firma aromática. Tiene un notable y concentrado color púrpura. Como vino tinto por excelencia, el Syrah también puede ser un rosado afrutado y encantador. Variedad procedente del sur de Francia, la Syrah tiene una gran potencia aromática con notas típicas de pimienta negra, regaliz y mentol. Dependiendo de la denominación, su complejo paladar aromático puede tener aromas florales como la violencia, y de frutas rojas y negras como la frambuesa, la grosella o la mora. La variedad es muy adecuada para elaborar vinos con un largo potencial de guarda. Al evolucionar con los años, estos vinos pueden desarrollar aromas de almizcle, cuero y trufa.
En el paladar, la Syrah destaca por su potencia y estructura, y sus vinos pueden tener una graduación alcohólica superior a los 14 grados. La sensación en boca puede revelar una textura amplia y carnosa, pero mantiene su finura gracias a unos taninos sedosos y de grano fino.
La Syrah es una variedad que necesita las condiciones adecuadas para revelar toda su personalidad. Crece en todo el mundo, con una superficie de producción de unas 190.000 hectáreas. La Syrah se encuentra en todo el mundo, desde Argentina hasta Chile, pasando por California y Sudáfrica. Destaca especialmente en Australia donde se la conoce como "Shiraz" y da lugar a vinos potentes y con cuerpo. Estos vinos tienen una sensación en boca plena y generosa, con sabores a cedro y eucalipto.